Contexto - Hoy en día existen intervenciones, como la implantación de prótesis de cadera, que pueden ayudar a devolver la movilidad al paciente.
Es posible que las prótesis articulares metal-metal puedan solucionar muchos problemas relacionados con la cadera, pero ¿entrañan riesgos?
Rigidez en las articulaciones, dolor de huesos: en el pasado no quedaba más remedio que aceptar estos problemas como parte inevitable del envejecimiento. Sin embargo, hoy en día existen intervenciones, como la implantación de prótesis de cadera, que pueden ayudar a devolver la movilidad al paciente. Es posible que las prótesis articulares metal-metal, una categoría específica de implantes, puedan solucionar muchos problemas relacionados con la cadera, pero ¿entrañan riesgos?
El Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI) de la Comisión Europea responde a esta pregunta en su dictamen sobre la seguridad de los reemplazos articulares metal-metal, y en especial de las prótesis de cadera [“The safety of Metal-on-Metal (MoM) joint replacements with a particular focus on hip implants”], cuyos puntos principales se resumen en la presente hoja informativa.
Los reemplazos de cadera pueden ser totales o parciales, en función de si se sustituyen ambos o solo uno de los dos componentes de la articulación (cabeza y cavidad), que deben acoplarse correctamente para facilitar el movimiento.
En un reemplazo total de cadera, la cabeza femoral (la parte superior del hueso del muslo) y la parte del acetábulo (la cavidad) que está dañada se extraen y se sustituyen por componentes de metal, plástico o cerámica.
En el caso de la artroplastia de superficie, la cabeza femoral no se retira. La zona dañada se recorta y se coloca sobre ella una cubierta lisa. Sí se extraen y sustituyen el hueso y el cartílago dañados del interior de la cavidad, al igual que en los reemplazos totales de cadera.
Las prótesis de cadera metal-metal utilizan componentes metálicos tanto para la cabeza como para la cavidad. Este tipo de prótesis se pueden utilizar para reemplazos de cadera totales o parciales.
Las piezas metálicas son muy duraderas, y a menudo se utilizan en pacientes jóvenes para evitar que tengan que someterse a cirugías de revisión más adelante para sustituir componentes de plástico más perecederos. Asimismo, las prótesis de metal suelen utilizar componentes más grandes, lo que aumenta su resistencia y reduce el riesgo de luxación.
La fricción constante entre dos componentes, como es el caso de las prótesis, puede llevar al desprendimiento de partículas. En las prótesis de cadera metal-metal, el rozamiento puede liberar restos metálicos que con el tiempo podrían acumularse alrededor de la prótesis e incluso llegar a la sangre y los tejidos corporales.
La mayoría de los pacientes con prótesis metal-metal no sufren efectos adversos, pero hay quienes presentan síntomas en la zona de la cadera, como inflamación. Algunos pacientes dicen sufrir problemas en otras partes del cuerpo, que pueden estar relacionados con la liberación de elementos metálicos.
El CCRSERI concluye que en concreto las prótesis de cadera metal-metal de cabeza grande (gran diámetro) representan el mayor riesgo de efectos adversos. Dados los posibles riesgos sanitarios que conllevan las prótesis de cadera metal-metal, la decisión de recurrir a ellas debe tomarse de forma individualizada, sopesando los pros y los contras y teniendo en cuenta factores como la edad, sexo, complexión, condición física y estilo de vida.
Las prótesis metal-metal, del tipo que sean, deben evitarse en pacientes de alto riesgo como mujeres en edad fértil o con huesos pequeños y pacientes alérgicos a los metales correspondientes.
En caso de determinarse que la prótesis metal-metal es la opción ideal para las necesidades del paciente, la intervención deberá reservarse a cirujanos expertos para minimizar los riesgos.
Respecto al tratamiento postoperatorio, el CCRSERI suscribe la estrategia presentada en la Declaración Europea de Consenso, que recomienda que todos los pacientes con prótesis se sometan regularmente a exámenes radiológicos y clínicos. En concreto, deben realizarse controles periódicos para detectar iones en el caso de los reemplazos totales de cadera metal-metal de cabeza grande, y someter a los pacientes con artroplastia de superficie a revisiones regulares como mínimo durante los primeros años tras la operación.
Esta hoja informativa se basa en el dictamen del Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI): “The safety of Metal-on-Metal joint replacements with a particular focus on hip implants” de septiembre de 2014. Este dictamen está disponible en:
http://ec.europa.eu/health/scientific_committees/emerging/opinions/index_en.htm
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